CONTAMINACIÓN EN SANTIAGO:
S.O.S, ESTAMOS MURIENDO.
Pequeños de menos de un año llenan los hospitales públicos del país, se conectan al oxígeno tan sólo treinta minutos, lo que no es suficiente para que se estabilicen. Ancianos que mueren por paros respiratorios. Santiaguinos que respiran una densa nube de smog que los vigila día y noche por donde quiera que vayan, al parecer no hay escapatoria...
Cuando la democracia llegó a Chile en 1990, el gobierno de Patricio Aylwin se dio cuatro años para descontaminar Santiago y dejarlo tan limpio como cuando Pedro de Valdivia llegó a conquistarlo.
Van ocho años de gobierno de la concertación y la realidad es diferente. Los niveles de polución se mantienen y los componentes de la misma cada vez son más venenosos.
Según profesionales de la salud, los habitantes de Santiago tienen una pésima calidad de vida. Los niveles de contaminación asociados a la falta de luz provocan neurosis y depresiones y respirar el aire de Santiago equivale a fumar 20 cigarrillos al día, lo que incrementa las posibilidades de desarrollar cáncer pulmonar.
A estos datos, el Colegio Médico agrega que un 14 por ciento de los menores de un año de Santiago registran en su sangre niveles altos de plomo, inhalado del aire. Esto provoca serios trastornos neurológicos y dificultades para el aprendizaje, lo que va en directo desmedro de las oportunidades de desarrollo de los menores.
Al analizar cuáles son las fuentes que generan los elementos más contaminantes y dañinos para la salud, Mauricio Ilabaca, director del Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente (Sesma), dijo que categóricamente éstos provienen del uso de combustibles fósiles, los que contribuyen especialmente con material particulado más fino.
En este sentido, explicó que se han realizado investigaciones propias por parte del servicio, las que habrían corroborado algunas conclusiones de estudios del doctor Lionel Gil sobre las alteraciones genéticas que generarían los contaminantes.
El doctor Gil es considerado por el Colegio Médico como el principal investigador del país en materias de contaminación ambiental y trabajará con él en sus anunciadas mediciones sobre polución.
Los trabajos de Gil, publicados en diversas revistas nacionales y extranjeras, dicen relación con que el material particulado del aire de Santiago contiene agentes cancerígenos y es altamente mutagénico, provocando aberraciones cromosómicas en células humanas. Agregan que la permanente exposición a altas concentraciones de agentes cancerígenos y mutagénicos aumenta la posibilidad de mutaciones a nivel celular.
El elemento más dañino para la salud es el material particulado (PM10), que se encuentra en todas las calles de la capital y que es muy liviano, por lo que se levanta y se mantiene en suspensión muy fácilmente.
Entre las nuevas medidas que se tomarán se señala la rigurosidad en la fiscalización de las industrias. En el caso de las preemergencias, las fuentes fijas que deberán paralizar algunas de sus faenas suman 239, superando levemente las 237 que hasta ahora se veían afectadas por esta medida.
De estas últimas, 73 acreditaron ante el Sesma la reducción en sus emisiones a través del cambio a gas natural, petróleo más refinado o gracias a sistemas de control más eficientes, lo que les permitió salir de la nómina en que estaban.
En este segmento, el umbral de corte que determina cuales se incluyen en el conjunto que aporta el 20 % de la emisión diaria -y por tanto deben paralizar-, bajó de 77 miligramos por metro cúbico (mg/m) a 72,3 mg/m de material particulado. Sin embargo, donde existió una variación sustancial fue en lo referido al número de fuentes que deben reducir actividades durante episodios de emergencia, y que aportan un 50 % de la emisión diaria de PM10.
La variación en este caso se produce porque el umbral se redujo de 53 mg/m a 48,4 mg/m, con lo que son más las instalaciones que caen dentro del rango.
Se está estudiando también la restricción vehicular a los autos catalíticos, un impuesto extra a la bencina, calles de uso exclusivo de la locomoción colectiva, y una serie de medidas para desincentivar el uso del automóvil, incluyendo una mayor fiscalización, la congelación del parque automotriz, peajes en las vías, etc.
Estas medidas se aprobaron y finalmente fueron publicadas en el diario oficial del 7 del presente, teniendo como meta alcanzar la descontaminación en 14 años más, evaluando la efectividad del proyecto el año 2000 y el 2005.
Sin embargo, estas medidas se ven insuficientes para apalear la grave crisis en la que se encuentra la capital de Chile, un problema que debe ser solucionado por todos los chilenos, pero cuyas medidas deben ser claras y efectivas por parte del gobierno central, que hasta el momento, no garantiza la salud de nadie.